- ¿Si te han dicho que eres cómo la nieve?-
-Muy blanca- Y pensó que si ese era el mejor cumplido que podía hacer, en verdad era una verdadera simpleza- si, muchas veces- respondió.
-También muy fría- Y pensó que ya no era un cumplido, y más bien no le gustó, se corrió.
-Pues si, eres cómo la nieve, muy muy blanca, muy muy fría. Pero eres esa nieve que nunca he visto, la que quiero conocer, en la que el frío no me importa, porque quiero sentirla a través de mi chaqueta de viaje, en las plantas de mis manos; eres como la nieve en la que me quiero lanzar, y la que quiero recibir, mirando al cielo con los brazos abiertos, en mi cara, en mi lengua. Eres esa nieve-
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