¡Miren! Un gato.
Es simple, es fácil, solo siéntese enfrente de la pantalla, lea, imagine, deteste, deseche lo que le supo mal. Viva como se supone que se debe, así como le venga en gana.
miércoles, 29 de junio de 2016
Givaway
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jueves, 14 de noviembre de 2013
El cierre.
Claro que de ninguna manera tomaré como una ofensa eso que dices, pues resulta que si, si tengo una sintonia sería, con mucho acierto, esa a llamar confrontación. Y no, tampoco problematizare esta sintonia mía, pues amo ser una confrontación la mayor parte del día, y por fortuna hay quienes en el resto del día se encargan de recordarme que esas confrontaciones hacen parte del atractivo de mi ser, pues no soy aburrida, y definitivamente no me conformo con lo que en la vida me toco, muy bien lo has dicho, nos toca solo lo que queremos. De aceptaciones, hay unas que me dolieron, pues fueron un par de meses interesantes a tu lado, preferiría que fueras tu quien me pidiera el orden de lo que te contaré, si preferirías mejor primero esos meses o primero esas aceptaciones de realidades que no eran mías hasta hoy, más empezaré por las aceptaciones que son las más fáciles de aceptar, pues es reconocerme, y no reconocer a otras que tenían razón en mi a lo lejos, osea tu. Acepté mi sintonia, y acepté la estática que hay a veces en ella, ¿cómo me puedo empecinar siempre en estar así, aún y cuando nada aprendo de por medio, aún y cuando al final en verdad no seré más feliz?, creo que me confundí, me confundí un poco en el placer de tener la razón y de aprender nuevas cosas, y pensé que de alguna forma estar así todo el tiempo me configuraba, algo como mi belleza que construí fuera de mi propio cuerpo, o no sé, inclusive mi mente, pues si, no tiene sentido. Y si he de aceptar más cosas, porque no aceptar que hubo culpas que cargaron conmigo cuando no eran mías en verdad; yo sé que tal vez esperaba que alguna de las veces en las que te interrumpía para hablar lo hiciera para contarte de ella, a quién también conoces y por quien me conoces, ella, ella no es la luz que todo el mundo ve brillar todo el tiempo, de seguro en mi vida ha brillado más que la propia luna en una noche campestre, o el sol en una playa desierta de sombras, con la mejor de las brisas, pero fue también muy oscura, y jugó a hacerme mucho daño; ¿no sé si eso que nos intentas enseñar lo haces con nosotros porque las esperanzas de que en verdad aprendamos son más grandes que con otros más grandes, o si fue solo destino? yo creo que los grandes ya no aprenden; pues me mintió mucho tiempo, a todos aquí, y entonces cómo se supone que me debería sentir yo, cuando las cuentas de mi propia vida era las que nos ahogaban y terminaban expiándose demonios tan grandes, pero no, nunca fui yo, no había mucho que pudiera hacer yo cuando tenia menos de la mitad de los años que ahora tengo, ni porque fueran la mitad exacta, aun la verdad no puede decírmela, no me malinterpretes, ella si es de las buenas, pero me ha defraudado, tantas veces que creo que habrá una en la que ya no pueda perdonar, pero procuraré no tomármelo personal, odiar me gustá, pero no a quienes ya amo. Si, la historia no habla sólo de ella, y esa sería otra culpa, la de admirarlo tanto, entonces, cuando también tiene demonios que tal vez sus dientes se escondían menos y asustaban más, lo admiré hasta que quise ser él, y también le temí para no quererlo ver jamás, y la culpa viene cuando lo preferí sobre ella, y es que, el susto no me defraudó tanto como las mentiras, a quién le miento, aún no es fácil, pero no es mi culpa, no es mi problema, y aunque me cueste otra media vida, si un día antes lo entiendo, pues no será otra de las cosas que me pueda tomar personal. No, espera, no hablaré aún de los dos meses, pues no se acaba aquí la experiencia. Le huí a esas metafísicas formas de entender mi cuerpo, pues ya tuve mucho de eso, les escapé no por falta de fe, y se que muchas veces parecía que de dijera que son puras payasadas, pero en verdad hasta creo algo de eso, pero cuando el miedo se cura con responsabilidad, ahí es cuando en verdad me choco todo en la cara, y hubo crisis, lo único es que creo que hubo a quienes les estalló más fuerte, más rápido y no pude pensar en la mía cuando sus ojos lloraban, los de casi todos, pero hubo crisis, y supongo que cuando más duele es cuando pasa eso, mi depresión era yo, yo escapando de los tiempos y las responsabilidades de asumir mi vida como algo real, de entender que el talento por si mismo no me iba a salvar ni a hacer destacar, y bueno, esos son algunos de mis miedos, m creo invencible, y evado, y evado, soy una maldita irresponsable, maldita porque vivo condenada por mi misma, soy mi esclava, y la vida sería la que se rendiría a mis pies, sin poderme hacer sufrir como el resto de vidas, pues si lo logró. De seguro se me escapan cosas, pero hay otras que ya me metí y que no puedo dejar, y entonces si, fueron dos meses, dos meses en los que odié estar rodeada de gentes que, y no, no estoy hablando de otros, estoy hablando de mí por lo feo que vaya a sonar, y en verdad no me importa que suene feo, es que espero que no me afecte a tus ojos hacerlo, pues intento ser franca, gentes que son tan completamente básicas, un gatito azul sensible solo me hace sentir malestar de saber que son esos, lo que se reúnen ahí los mejores promedios de la universidad, pues solo esos pueden estar en este lugar contigo, es una realidad, y lo detesté porque no me pude reír del placer de vivir mi vida. Pero también ame alguna veces estar allí, pues cuando ese grupo de personas que me encantaría conocer te hablaban, pues bueno, cómo puedo yo no enamorarme de entenderme en otros, y verme como resultado de un mundo que no sólo me hizo eso a mi, y cuando de la frescura y la lucidez que me jacto otros hablan y me hacen sentir que hay mundos afuera que se parecen a los míos y que en verdad lo valen. Y definitivamente, cuando me encontraste más molesta, fue cuando más a gusto me encontraba, pues encontrarme de frente con quien me entendiera, así, sin creerlo, eso es gracias a ti, pues en los disgustos y en los gustos nos encontramos. No es pura mierda todo, si lo he sentido en mi cuerpo, y si lo he racionalizado, y no es pura verdad todo, pues el odio se siente, la rabia, y las ganas de joderse y joder con lo que hace daño en verdad, y es que a punta de paz este mundo nos come enteros, es la estrategia la que nos puede salvar, y es entendernos complejos, más que como un ying yang, como un montón de otros componentes contradictorios y compatibles, si fueramos un circulo, al menos otros veinte pares más que nos conforman, y de gentes inteligentes, supongo que una persona que como tu logra aún quererse mover siempre, y puede tener una espalda intacta, más fuerte que la mía, para sentarse a escuhar-me. Debía cerrar las otras historias que geste en estos días, y esta sería.
miércoles, 2 de octubre de 2013
Suya.
¿Cuantas veces deberá ella caminar por la habitación, entre el desespero, entré la rabia que quiere sentir, entre un sollozo ahogado en los lagrimales de sus ojos porque en verdad no hay de que llorar? Miremos desde lejos el panorama de su momento, está quien la abraza, la toma de la mano y sonríe a sus amigos, los que de él no son. ¿Cual es el pesar?, el simple de saberse enamorada, enamorándose mejor, y no quiere en verdad hacerlo, no es porque no quiera, es porque quiere romper los límites del patriarcado, y el sexismo, del binarismo del mundo que nos une de a dos, (¿quien piensa en eso cuando en la práctica, en verdad está queriendo, y cuando es tan temprano en ese querer?), todo eso que parece ser el camino a las mejores personas. Solloza ahogada por eso pues se cree ya en enamoramiento, y aceptarlo, a él, a ella misma; que cosa tan cruel está la que se inventan en las medidas de tiempo, pues parece ser demasiado pronto para que se sienta así. Y ahora él pensará qué, quién sabe que diablos piense, ella piensa que puede que piensen todos los demás que es muy pronto. Entonces decidió ser completamente política antes de sentarse de nuevo en su escritorio de vidrio, con la libreta de cartas que le regalo esa con la que ya estuvo, pero a la que nunca había querido escribirle como ahora desea tanto hacerlo a otro; toma una hoja blanca, que es más sería que una de colores, lapicero negro, en todo el centro:
"Que si es de hacer algo, es de mandarlo todo a la mierda. Tengo un terror inmenso aquí en el centro del estomago, porque ahí se siente, el motivo, son esos dos mundos de los que venimos, que tan diferentes son, que en el silencio pienso que tal vez jamás nos entenderemos. Y con ese terror le quiero expresar esto. De enamorarme, si, puede que ya ande en esas, de usted a profundidad. Espero que sea eso suficiente para que entienda que esto será lo que sea, y que procuraré dejar en un cajón todas las reglas de lo que debiéramos ser. Como me dijo un día, creo que ya podemos asumir lo que pase, y si la cagamos, lloraremos en el hombro del otro antes de despedirnos para nunca jamás, por ahora, déjeme dormir una eternidad de diez minutos en su pecho".
Suya
Así firmo porque hace mucho quería intentarlo, cerrar un sobre blanco, su nombre, el de él en la solapa, y mejor se acuesta a dormir, porque la oficina postal está lejos y no tiene monedas para una estampilla.
jueves, 29 de agosto de 2013
El odio.
Dicen los grandes especialistas energéticos del mundo, que son todos ellos que leyeron media página del feng shui, o esos que creen que los cristales de mil pesos del centro en verdad traen buena suerte, que eso de odiar daña el alma, y la contamina, y hasta da cáncer. Ella ya odiaba todas esas cosas profundamente tontas que la gente dice como para ser más místicos, para ser más interesantes, porque al final, eran solo reprimidas almas negándose el odio. No comprendía muy bien el momento en que se hizo legitimo el amor y no se hizo legitimo el odio, más sin esa comprensión, comprendía muy bien que definitivamente odiaba. Hoy ella si estaba odiando, porque qué mejor momento que este, en donde la ciudad, el país, arde en caos e inconformidad hacia la propia existencia de un lugar así en el mundo, para odiar. Claro que odiaba dirigentes y subordinados, odiaba discursos repetidos en rollos de papel que se mecían en las gargantas de "la revolución", y odiaba traseros calientes en sus inconformes posturas frente a la calle, a la gente, a esos otros malos que destruyen. Pero odiaba más la media noche de esta noche en donde se le olvidaban sus odios, y donde en voces de otras encontraba un desasosiego inmenso por no poder escribir algo meritorio para este momento, más, porque ese día ella no salió, y entonces, qué podría decir que no fuera otra pendeja postura de trasero caliente y televisor. Entonces, si, ella también se ha odiado por recaer en esos puntos negros de la noche en donde vuelve a ser mujer de antaño, de texto viejo, por fortuna de sus propios odios suele recuperarse rápido. Ya al final de la noche, de la noche que ella vivía aún despierta, en una habitación naranja, así por el trozo de tela que ponía en frente de ese bombillo blanco que tanto detestaba en lo alto de su pared, odió algo que temía odiar, y era la ausencia del olor de un abrazo que hace poco le habían dado. -A la mierda todo, pues en verdad esto no importa nada, en verdad se están luchando allá afuera algo que no soy capaz de reclamar, y no me luchare esta lastimera falta de unos brazos que no son los míos propios- Si, también sabe ella que se mintió.
martes, 27 de agosto de 2013
Al borde de la cama.
Si se sienta ella al borde de la cama solo es para recordar. A veces necesita recordar el número de teléfono al que tiene que llamar para preguntar el costo del arreglo de alguno de los aparatos que tiene, y para agregar ese precio a la lista de deudas secretas que esconde en su habitación; a veces necesita recordar el nombre del cuento aquel que por cinco minutos fue su mundo entero, y de donde cayo con mucho susto cuando el taxista que casi le atropella hace sonar su claxon estrepitosamente en reprimenda a su profundo ensimismamiento que la había hecho intentar cruzar una avenida llena de autos; a veces necesita recordar la cara de la persona en la que en ese instante quiere soñar. Hay que decir que eso último no suele ser tan complicado, pues sueña siempre en quien reconoce y quiere conocer, y lo sueña porque se convenció tras semanas, meses, una pocas veces años, de que en verdad esa era la persona ideal a quién ella debería conocer, porque esa persona sin duda la querría conocer también, y como se había equivocado soñando en esas personas que a pocos segundos ya recuerda. Pero si hay que decir eso último, también esto que viene después, y es que no podía recordar con facilidad la cara de este a quién ahora quería soñar. Principalmente porque no habían pasado meses, y eran apenas un par de semanas, y tal vez porque no estaba convencida de que en él quisiera soñar, porque no lo había observado tanto, y porque ahora si le tiene miedo a sus pretensiones, academicistas creo que se pueden nombrar, en donde ninguno, ninguna de por ahí serían tan consientes de las verdades que venía descubriendo como ella, o como ellas las que ya las habían descubierto. Sea como fuere estaba ahí al borde de la cama intentando recordarlo, su cara, ¿cómo era su cara?, -Creo que tiene hoyuelos, sé que los tiene, un par de gafas, unos labios un poco secos, pero no lo suficiente para hacerlos indeseables- en verdad no sabía como era su cara, y entonces se lanzó sobre su espalda para lamentarse la mala fortuna de no poder recordar a quién ahora quería soñar, y quién decía estarla soñando. Cerró los ojos con sus manos sobre ellos, como en la prolongación a la gran pena de no poderlo soñar, y recordó sus manos en su cintura, como se sintieron más calientes que el aire ese último día en que se vieron, y recordó ese extraño y placentero sentir derramado en su cuello cuando él prefería besarla allí justo después de que ella sin hablar se lo indicara, y recordó que el comprendió esas indicaciones mudas que ella hizo, recordó su olor y ese placer extraño, y seguramente afirmará que aprendido, por sentirse segura una en el resguardo casi desnudo de un abrazo fuerte. Se sentó de nuevo, en verdad no vi si sonrió, pero creo que había algo de alivio en sus ojos, en verdad no recordaba, pero ya pensó que tal vez si lo podría soñar algún otro día al borde de su cama.
sábado, 17 de agosto de 2013
Cuatro centímetros cuadrados de piel.
Prefiero pensar que las cosas son en verdad como suceden en mi cabeza. Yo estaba segura de que no era una simple casualidad, ni que estábamos siendo llevadas por la gente, que dos brazos estirados al lado de dos cinturas y dos piernas, no eran una casualidad, o la suerte de un momento. Tan tersa, mucho, tanto que me inundé en ese pequeño espacio en que dos pieles se tocan. Cálida, me calentó la paciencia, casi quise seguir así la eternidad de ese momento. Y entonces que tanto se debe mover una mano para aguantar las ganas de apretar otra, y que tanto sufre la otra que jamás fue apretada. Y el miedo a parecer extraña; ya creo que saben todos que lo soy, pero me da miedo ser inoportuna, como una sorpresa que no se quiere recibir. Si disimulé no lo hice bien, pues no quería mentirle a esos pocos centímetros de piel desnuda que la culpa no tienen por la cobardía de la injusta mente que controla el movimiento de los huesos y la carne a la que se sostiene. Fuiste más que piel, fuiste varios suspiros. Quién quedó colgada en el deseo de blancura infinita, de canela amarga. Los sesenta, tal vez los trecientos segundos de perfecta incertidumbre dentro del caos. Y yo, lo que había hecho era prometerme nos volverte a escribir.
miércoles, 14 de agosto de 2013
Como la nieve.
- ¿Si te han dicho que eres cómo la nieve?-
-Muy blanca- Y pensó que si ese era el mejor cumplido que podía hacer, en verdad era una verdadera simpleza- si, muchas veces- respondió.
-También muy fría- Y pensó que ya no era un cumplido, y más bien no le gustó, se corrió.
-Pues si, eres cómo la nieve, muy muy blanca, muy muy fría. Pero eres esa nieve que nunca he visto, la que quiero conocer, en la que el frío no me importa, porque quiero sentirla a través de mi chaqueta de viaje, en las plantas de mis manos; eres como la nieve en la que me quiero lanzar, y la que quiero recibir, mirando al cielo con los brazos abiertos, en mi cara, en mi lengua. Eres esa nieve-
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