Dicen los grandes especialistas energéticos del mundo, que son todos ellos que leyeron media página del feng shui, o esos que creen que los cristales de mil pesos del centro en verdad traen buena suerte, que eso de odiar daña el alma, y la contamina, y hasta da cáncer. Ella ya odiaba todas esas cosas profundamente tontas que la gente dice como para ser más místicos, para ser más interesantes, porque al final, eran solo reprimidas almas negándose el odio. No comprendía muy bien el momento en que se hizo legitimo el amor y no se hizo legitimo el odio, más sin esa comprensión, comprendía muy bien que definitivamente odiaba. Hoy ella si estaba odiando, porque qué mejor momento que este, en donde la ciudad, el país, arde en caos e inconformidad hacia la propia existencia de un lugar así en el mundo, para odiar. Claro que odiaba dirigentes y subordinados, odiaba discursos repetidos en rollos de papel que se mecían en las gargantas de "la revolución", y odiaba traseros calientes en sus inconformes posturas frente a la calle, a la gente, a esos otros malos que destruyen. Pero odiaba más la media noche de esta noche en donde se le olvidaban sus odios, y donde en voces de otras encontraba un desasosiego inmenso por no poder escribir algo meritorio para este momento, más, porque ese día ella no salió, y entonces, qué podría decir que no fuera otra pendeja postura de trasero caliente y televisor. Entonces, si, ella también se ha odiado por recaer en esos puntos negros de la noche en donde vuelve a ser mujer de antaño, de texto viejo, por fortuna de sus propios odios suele recuperarse rápido. Ya al final de la noche, de la noche que ella vivía aún despierta, en una habitación naranja, así por el trozo de tela que ponía en frente de ese bombillo blanco que tanto detestaba en lo alto de su pared, odió algo que temía odiar, y era la ausencia del olor de un abrazo que hace poco le habían dado. -A la mierda todo, pues en verdad esto no importa nada, en verdad se están luchando allá afuera algo que no soy capaz de reclamar, y no me luchare esta lastimera falta de unos brazos que no son los míos propios- Si, también sabe ella que se mintió.
Es simple, es fácil, solo siéntese enfrente de la pantalla, lea, imagine, deteste, deseche lo que le supo mal. Viva como se supone que se debe, así como le venga en gana.
jueves, 29 de agosto de 2013
El odio.
martes, 27 de agosto de 2013
Al borde de la cama.
Si se sienta ella al borde de la cama solo es para recordar. A veces necesita recordar el número de teléfono al que tiene que llamar para preguntar el costo del arreglo de alguno de los aparatos que tiene, y para agregar ese precio a la lista de deudas secretas que esconde en su habitación; a veces necesita recordar el nombre del cuento aquel que por cinco minutos fue su mundo entero, y de donde cayo con mucho susto cuando el taxista que casi le atropella hace sonar su claxon estrepitosamente en reprimenda a su profundo ensimismamiento que la había hecho intentar cruzar una avenida llena de autos; a veces necesita recordar la cara de la persona en la que en ese instante quiere soñar. Hay que decir que eso último no suele ser tan complicado, pues sueña siempre en quien reconoce y quiere conocer, y lo sueña porque se convenció tras semanas, meses, una pocas veces años, de que en verdad esa era la persona ideal a quién ella debería conocer, porque esa persona sin duda la querría conocer también, y como se había equivocado soñando en esas personas que a pocos segundos ya recuerda. Pero si hay que decir eso último, también esto que viene después, y es que no podía recordar con facilidad la cara de este a quién ahora quería soñar. Principalmente porque no habían pasado meses, y eran apenas un par de semanas, y tal vez porque no estaba convencida de que en él quisiera soñar, porque no lo había observado tanto, y porque ahora si le tiene miedo a sus pretensiones, academicistas creo que se pueden nombrar, en donde ninguno, ninguna de por ahí serían tan consientes de las verdades que venía descubriendo como ella, o como ellas las que ya las habían descubierto. Sea como fuere estaba ahí al borde de la cama intentando recordarlo, su cara, ¿cómo era su cara?, -Creo que tiene hoyuelos, sé que los tiene, un par de gafas, unos labios un poco secos, pero no lo suficiente para hacerlos indeseables- en verdad no sabía como era su cara, y entonces se lanzó sobre su espalda para lamentarse la mala fortuna de no poder recordar a quién ahora quería soñar, y quién decía estarla soñando. Cerró los ojos con sus manos sobre ellos, como en la prolongación a la gran pena de no poderlo soñar, y recordó sus manos en su cintura, como se sintieron más calientes que el aire ese último día en que se vieron, y recordó ese extraño y placentero sentir derramado en su cuello cuando él prefería besarla allí justo después de que ella sin hablar se lo indicara, y recordó que el comprendió esas indicaciones mudas que ella hizo, recordó su olor y ese placer extraño, y seguramente afirmará que aprendido, por sentirse segura una en el resguardo casi desnudo de un abrazo fuerte. Se sentó de nuevo, en verdad no vi si sonrió, pero creo que había algo de alivio en sus ojos, en verdad no recordaba, pero ya pensó que tal vez si lo podría soñar algún otro día al borde de su cama.
sábado, 17 de agosto de 2013
Cuatro centímetros cuadrados de piel.
Prefiero pensar que las cosas son en verdad como suceden en mi cabeza. Yo estaba segura de que no era una simple casualidad, ni que estábamos siendo llevadas por la gente, que dos brazos estirados al lado de dos cinturas y dos piernas, no eran una casualidad, o la suerte de un momento. Tan tersa, mucho, tanto que me inundé en ese pequeño espacio en que dos pieles se tocan. Cálida, me calentó la paciencia, casi quise seguir así la eternidad de ese momento. Y entonces que tanto se debe mover una mano para aguantar las ganas de apretar otra, y que tanto sufre la otra que jamás fue apretada. Y el miedo a parecer extraña; ya creo que saben todos que lo soy, pero me da miedo ser inoportuna, como una sorpresa que no se quiere recibir. Si disimulé no lo hice bien, pues no quería mentirle a esos pocos centímetros de piel desnuda que la culpa no tienen por la cobardía de la injusta mente que controla el movimiento de los huesos y la carne a la que se sostiene. Fuiste más que piel, fuiste varios suspiros. Quién quedó colgada en el deseo de blancura infinita, de canela amarga. Los sesenta, tal vez los trecientos segundos de perfecta incertidumbre dentro del caos. Y yo, lo que había hecho era prometerme nos volverte a escribir.
miércoles, 14 de agosto de 2013
Como la nieve.
- ¿Si te han dicho que eres cómo la nieve?-
-Muy blanca- Y pensó que si ese era el mejor cumplido que podía hacer, en verdad era una verdadera simpleza- si, muchas veces- respondió.
-También muy fría- Y pensó que ya no era un cumplido, y más bien no le gustó, se corrió.
-Pues si, eres cómo la nieve, muy muy blanca, muy muy fría. Pero eres esa nieve que nunca he visto, la que quiero conocer, en la que el frío no me importa, porque quiero sentirla a través de mi chaqueta de viaje, en las plantas de mis manos; eres como la nieve en la que me quiero lanzar, y la que quiero recibir, mirando al cielo con los brazos abiertos, en mi cara, en mi lengua. Eres esa nieve-
lunes, 12 de agosto de 2013
Es tal vez esto algo de locura.
El motivo real de la locura solo está en los libros, en estos que me consumieron por tres semanas.
Era un banca de esas que son un tronco a la mitad, y era justo en frente de un ríachuelo, en una montaña, en una prometida de conocer, a unos diez minutos debería estar esa portería con ese amable señor que amigo sería ya por la cantidad de veces visitado. El lugar aún no existía, la promesa no se cumplía pero hoy todo ocurría allí. Era más fácil entender que la vida de los dos se iba a dar de a muchas palabras y de a muchos silencios, que en verdad no lo eran porque estaban siempre rellenados con ese redondito bafle portátil que a su dicha, la de los dos, jamás fue devuelto a su dueña original, que a este momento ni lo había extrañado. Y así en uno de los silencios musicales que se envolvía en un Richi Ray, solo porque así era que ella habría podido recordar el revoltijo en el estomago que sintió en la última página de ese libro, que solo podría ser de esos condenados libros, que a parecer por nacer bajo esta nacionalidad hay que leer. -¿Si te conté que leí el libro esa misma noche en la que te dije lo que me gustaba de los dos?, pues lo leí, lo leí y se me inundó el cuerpo de tantisimas horribles cosas, si hubo euforia fue ahí cuando te recordé entre toda la salsa que se chorrea de esas páginas, como del inventado manuscrito que solo puede pecar de conocedor de buena música.- Estás eran las mejores formas de empezar a hablar de las cuánticas cosas que en la vida hay para decir, así muy impreciso todo, como sabiendo que no hay nada que pueda responderse más que la continuación a un mal de males que invadirá ahora la conversación entre los dos. -Qué, qué tiene ese libro, de que te llenó, cuéntame- esas frases cortas que en verdad estaban llenas de curiosidad eran lo que no saciaba sus ganas de seguir hablándole siempre, y entonces no podía más sino empezar a decir todo lo que esa noche no pudo, primero, porque sentía en su alma que era demasiado tarde, aún y cuando no eran ni las dos de la mañana, incluso cuando alguien a esa hora le empezó a hablar, y segundo, porque ese momento no existía aún. -Supongo que se viene a mi de muchas formas, primero en ella, en la difunta que adoré, y creo que la adoré más cuando no estuvo, pero llega en ella en la comprensión de porqué no la adoré antes. Esa reforzada realización de la locura y la justificación de la muerte en los burguesillos, pequeño burgueses diría un amigo mío, que solo deviene del tedio a una vida de posibilidades, donde la única posibilidad que deciden escoger es el del delirio, las drogas, la muerte, y en donde se escudan con la mierda de mundo, que la gente no sea descarada, que si se matan al final de un remolino de drogas, no es por la mierda de mundo, que no se metan con esos que se mataron por este mundo, pues no, no lo conocen, si creen que en las drogas y los estados aislados de la realidad conocen el mundo, ellos, putos burguesitos que en verdad no supieron que hacer con tanto dinero, y que solo pueden llegar allá, así como María del Carmen, por la renta que les dejó sus papás, y sus papás porque las mamas en ese mundo no existen, y las putas que se vuelven putas por su resentimiento a su vida, y no prepago, porque las prepago quieren más, estas lo tienen todo, no recuerdan a la mamá, a la mamá que no existió porque el sueldo es del papá, y lo maldicen por esto mismo, no me digan ahora que fue porque el mundo es una mierda, es porque sintieron que hay más decoro en morir de drogos ricos, a morir de viejos cancerigenos- sería solo un poco de lo que podría decir. -¿Te gustó al menos?- -No, no creo, me capturó, pero en vedad me da mucha ira muchas cosas.- -Pero espérame, no entiendo esto y lo de ella- - Era su libro favorito, y creo que sobre él, y aunque no con tanto convencimiento como puedo el mismo Andres escribirlo, estaba la justificación de su propia vida, ella también era un poco pesimista, y creo que su vida fue mucho más gozosa de lo que este desmedido gusto por el libro puede indicar, yo sé que lo sabía- -Y, entonces ¿qué más?- Son partes, la primera de una primera inconformidad sobre su vida, la música en ingles y esa creación de héroes enfermizos y poco racionales, y no porque me guste el sentido racional de la vida, solo porque no tiene sentido alguno, dentro de ninguna racionalidad, esos modelos a seguir, ¡Ah!, y todo el relleno de riquillos maltrechos asesinos impunes y locos de remate, eso si, muy cultos, que se van de la historia por ser como ella, pero ahí, un años después de ella, después, esta inconformidad y delirio de superioridad que le nace por su absoluta juventud, pero ahí es que apareces tu, porque si leyeras como habla de la salsa, me pareciera escucharte a ti, y es que si, es que la comprendo más, y eso que dice "Pero ninguna Salsa le llega a usted entera, al final azota el llanto, quiebra el miedo, afloran las tristezas inexplicables." y lo dice, y me destruye entonces toda la salsa que antes de leer hoy escuché, que me mueve las entrañas con sensualidad absoluta pero que dicen tanto de lo que quiero decir, pero entonces se llena de eso enfermizo que rodea toda la historia, y es esa necesidad de nunca parar, pero esa enfermedad se cura con un puto reproductor de música, y ya, y bueno, tendría como fiestar tanto como quiera, siempre que no deba inyectarse de baile. Y esos absurdos personajes, que se pierden en las drogas, pero es una perdida, una perdida que creo no debe ser la misma que te lleva al bronx, y si no fuera por las drogas, la absoluta nitidez con la que se escribe esa historia, que solo puedo tomar como ficticia de como nace esa canción en honor a Rubén, ya leerás ese pedazo y escucharas la canción, además encontré esa versión que el mismo Andrés debió escuchar cuando lo escribió; y para terminar, el asco que me da la estúpida idea de que gringo es malo por ser gringo, y la excusa para robar y golpear, y lo que me encabrona más es la realidad de ese último personaje, lo odié, quise llamar a la policía, quise matarlo antes de que lo mataran, al menos murió- Y entonces habla él de las mil conjeturas sobre las drogas, yo creo que se pueden parecer a las de ella, y después de una hora tal vez, en la que ya sacaron la comida que llevaron se quedan un rato más en un silenció melódico. -Y es tan raro sentir ese libro así, es nada más que su propia sentencia de suicidio, es la carta que le dejó a todos encima de la almohada antes de colgarse, si bueno, aún no sé como se mató, pero es eso. Andres me debe, me debe el final de esa historia, que es su mismo final, pero soy optimista, esa María que es ese Andres tuvo mejor vida, con solo 17, 18 si mis cuentas no dan, volvió a su casa, en donde aun sin ser querida tomo todo el dinero de sus papás he hizo algo con él, cualquier otra cosa, se bañó y siguió siendo puta pero diferente.-. Es tan perfecto ese lugar, es en verdad un río como el que no existe, y es su nuevo lugar. Estas historias sucederán allí, y serán tal vez seis libros en tres semanas.
Para el lector que no sabe de que libro se habla, es del mismo libro consagrado entre los jóvenes yonkis intelectuales de la ciudad, "Que Viva la Música". Y lo mencionó porque tomé una cita de sus paginas, y no puedo bajo ningún motivo hacer como si yo hubiera escrito esto, que son las agonizantes palabras de un ilustre Andrés Caicedo que lo había planeado todo para morir así.
martes, 6 de agosto de 2013
Uno, dos, tres.
Una, dos, tres vueltas alrededor de toda la
habitación, paso por paso una respiración, inhala y exhala a tiempos. Saben de
esas escenas de película en donde la cara del protagonista está muy serena en
primer plano y de repente aparece el mismo gritando y agarrándose el cabello,
así mismo, es un ir y venir entre ese primer plano de calma y ese otro de
profunda desesperación. Una y otra y otra vuelta más, en el sentido contrario y
se detiene, se sienta y respira. Sabe de dos cosas, la primera, que la
paciencia es una habilidad que se adquiere con esfuerzo si nunca en la vida te
la enseñaron, la segunda, que había sido culpa suya. De dormir, podría
intentarlo, pero aún quiere asegurarse de que contestará al otro lado de la línea,
pero sería eso invasión. Un reloj de pared, uno que ya no tiene baterías y está
en la mesa, ya no puede contar cada segundo. El primer plano de nuevo a gritos
e impaciencia. Va a la mesa del teléfono, se detiene y se sienta de nuevo. Todo
solo indica que en verdad hay más culpa que la obvia, sentirse con derecho a
castigar un comentario, uno que significa tanto como cualquier otro. Silencio,
no, es mucho, mucho ruido afuera, pero silencio. El espacio, y, si no existen
las fronteras, que delimitan esos espacios, por qué tengo yo que respetar su
espacio, acaso no es mío también, y de toda la humanidad. No, de todos no, en
preferencia solo de él, pero de seguro no mío. Se sienta de nuevo. El teléfono ya
no está en la mesa, está en su mano. Lo deja, lo toma, lo deja, marca. –Hola –
nada, no es nadie, no soy yo siquiera aunque esa es su voz, pero cuelga, y si
en verdad nadie habló, ¿A alguien le colgó? Uno, dos, solo dos vueltas, para
ser impredecible. No se merma su ansiedad, y escribe, y lee, y nada lo logra
hacer de forma exitosa. Las culpas, si esa palabra es invento, qué significa,
pero debe estar relacionada con el dolor, es el dolor la llave del espacio, del
silencio. Se mortifica todo, su culpa y la conciencia de entenderlo todo más
allá de lo que en verdad es, se mortifica en todos los significados ocultos que
en verdad no existen, no en las mañanas. Una, dos, tres vueltas más, tres más
en otros minutos. La esperanza en este momento solo se entiende con la pesada
certeza de desdicha de que jamás pasará. De nuevo con diez años, de nuevo con
culpa. Se sienta, se va, y no vuelve sino hasta el otro día. En ese, de ese, no
hay palabras, no ha sucedido.
domingo, 4 de agosto de 2013
Agosto 2.
Aún no entiendo para que sigue ella programando su alarma para antes de las 10 de la mañana, bien sabe que la apagará repetidas veces y que ya después seguirá durmiendo para lamentarse de nuevo lo tarde que es para empezar el día. Tal vez creía que hoy si iba a despertarse a tiempo, a tiempo para organizar y llevar a cabo el plan que tenía para esta celebración. Ya se había despertado muy tarde, y en verdad solo tenía ganas de leer un rato, un rato que se alargó, y la culpa solo puede ser de su libro. Tratar de seguir un plan que ya empezó mal, procuro armar otro para poder hacer las labores que tenía planeadas, pero en algún momento entre su ducha y los primeros platos que lavó en la cocina se dio cuenta que en verdad no había nada que pudiera planear, era la misma lógica de esta amistad, no podía planearse como nunca fue un plan su encuentro. Solo intentaba hacer todo muy rápido, era casi hora de que todos llegaran, de que llegara alguien, porque inclusive esa esperanza la estaba perdiendo, que todos ellos cumplieran con su palabra, los quería, pero no eran el grupo de gente más sería en sus planes. Ya había retrasado mucho el momento de las compras, y ya pensó que a la larga si lograría comprar ese pequeño detalle, entonces procuro seguir leyendo mientras fueron llegando. Y si, si llegó. Entre el orden de todo, entre ella de anfitriona y cocinera, y entre que fueron organizándose solo empezó a temer que entre tantos quereres el suyo apenas fuera notado, pero se convenció de que muy bien sabía él que era todo el mismo gesto de cariño que podría ella haber profesado de cualquier otra forma. Sus compras nunca se realizaron pero si se cocinó, aquí estaba todo, si sabía bien sabría ella que su gesto estaría completo, y miedo, mucho miedo si tuvo. La velada se completó, entre esas interesantisimas, y obligatorias, conversaciones, con mucha música y muchas conjeturas de la vida, del amor, de los proyectos. Se quedaban algunos esa noche, él mismo se quedó. Sus planes, sus planes no sucedieron así como nada hasta ahora en ellos dos se había planeado, pero sintió en su inseguridad, más bien en su orgullo por querer ser la más especial que no había hecho una labor completa. Y ahí con su espalda junto a la de esa otra amiga, viéndolo en el suelo casi dormido se imaginó que le habría escrito si se hubiese decidido a escribir la noche anterior, o si hubiera despertado un poco más temprano. Abrió una hoja de papel, todo ahí mismo en su cabeza en la mitad de la oscura habitación, le escribiría en verde como en todas las otras cosas que le ha escrito, y empezó a escribir:
Tomar esta nota como mi celebración de cumpleaños hacia ud. no tiene sentido, pues celebrarlo así, cuando lo he celebrado de tantas mejores formas sería lo último que desearía, pero es imperativo para mi espíritu, que ud. muy bien conoce, no dejar para este día algo dicho de esta forma, para que pueda ud. recordarlo cuando tal vez piense que ya no me importa, o solo quiera saber que pensaba de ud. por estos días. Me disculpo por no entregarle esto antes, y me disculpo por escribirlo apenas en mi imaginación, pero mis planes fallaron, también sabe que eso no me salé muy bien. Si hay que hacer de este día algo relevante, no es porque ud. sea un año menos joven, porque si que es pequeño, es porque quiero recordar en sus historias el día que nació, y en su misma forma de ver la vida, en como ese día el destino empezó a traerlo a mi vida, yo con un año y medio ya de vida creo que lo estaba esperando, y creo que ud. de alguna forma me buscó. Y como lo que quiero es mostrar mi alegría porque hace ese tiempo hubiera nacido cacheton y tierno, sin miedos y dudas, tantos que a veces creo le impiden ser más entrañable aún, no invertiré demasiados renglones en mencionar la increíble persona que lo he construido en mi piel, porque con un par de lineas no podría resumir todo lo que por ud. siento, todo lo que ya le he dicho. Pero permitame mencionarle de nuevo que carece ud. de los feos ademanes de los hombres comunes que tanto aborrezco, y que no hay nada que me parezca más fascinante que ese escepticismo con todo lo que piensa, con ud. mismo, que lo hace desear siempre saber más, pensar más, charlar más, leer más, y ser cada día más músical, y que es en eso último en donde he encontrado ese grande deseo de no alejarme de ud. aún y cuando las reglas absurdas de esta vida dictarán que nuestra amistad probablemente podría entrar en esa inmunda categoría de lo imposible. Creo que este es todo mi sentir para hoy,más allá del que espero en cada bocado hayas sentido. Y si, ahora seré más personal, y te diré, con un tu de por medio, que solo deseo más planes cumplidos y más metas logradas, y cada vez más cariño para esta vida tuya que en este día deseamos todos recordarte. 'Conozco un hombre con un corazón enredado en sus labios'
Esa última linea era la única que desde hace días sabía que iba a escribir, el resto, el resto sería la añadidura a esa única linea que desde el día en que él le contó la historia, en ese camino en la mitad de el bosque, sabía ella que debía componer. Así, y ya sin mirarlo porque en algún momento de esa carta empezó a soñarlo, llego la mañana y con ella ese otro momento de compartir. Seguía lamentando no decirle nada ni haberle dado nada más de lo que ella hizo, pero simplemente charlaron, desayunaron y en el abrazo de despedida creo que los dos sabían que había sido un feliz cumpleaños.
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